jueves, 2 de febrero de 2012

¡Vamos Rafa!

Aprovecho la resaca de la final del Abierto de Australia (o Australia Open para los entendidos) para hablar de uno de mis grandes referentes en la vida. Sin duda hablo de Don Rafael Nadal. El tenista, nacido en Manacor, como gran parte de vosotros sabéis, no se ha caracterizado por un juego fino y elegante como el de otros grandes nombres del tenis mundial, como Federer o Djokovic, pero la garra y la fuerza que deposita en cada partido disputado son dignas de una admiración absoluta, no sólo por parte de los aficionados a este gran deporte, que también, sino por todas las personas.

Tras la final de dicho torneo, leyendo en uno de los artículos periodísticos sobre el partido, su autor describía que la forma con la que Nadal cayó derrotado era la única forma que debía ser aceptada para no conseguir la victoria, dejándose el alma en la pista, en cada bola, en cada punto, en cada juego; luchar hasta casi desfallecer. La derrota duele, pero hay derrotas vergonzosas y derrotas de las que se puede salir más que orgulloso, y la del domingo 29 de Enero es una de estas últimas.

Si Nadal es el mejor deportista español de la historia o no es un debate aparte, pero que Nadal debería ser un ejemplo para la gran mayoría es un hecho. No voy a recordar a nadie todos los éxitos de Rafa, desde sus torneos más humildes hasta sus títulos de Grand Slam, pero algo que sí deberíamos tener en cuenta es que si cada uno de nosotros viviéramos la vida con la décima parte de la energía  que entrega en cada partido este  ‘’ser’’, porque mucha gente duda de que sea humano, todos conseguiríamos un mundo mucho mejor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comparte tus opiniones