Faltaban 30 segundos para
confirmar la primera derrota tras más de 100 partidos invictos de la selección
española de fútbol sala. Dicen que las estadísticas están para romperlas, pero
no era el momento. Este equipo estaba decidido a seguir haciendo historia, y
así lo hizo. Un gol de España cuando el partido estaba a punto de morir nos
hizo a todos recordar por qué somos españoles.
Nos presentábamos ante una prorroga
muy disputada, con ocasiones tanto para Rusia como para el combinado español,
donde nuestro cancerbero Luis Amado se puso el traje de santo de su homólogo en
la selección española de fútbol once, parando hasta la saciedad, hasta que un
gol de Sergio Lozano, su segundo de la noche, hizo justicia al dominio de la
roja, disfrazada de blanco para la ocasión.
Ya en el último segundo del
partido se marcó un tercer gol, que reflejaba la superioridad de los nuestros.
Alguien que no viera el partido puede pensar por el resultado final que fue un
partido de mero trámite, pero una final es una final. Y como dijo uno en su
día, las finales no se juegan, se ganan.
Hace nada hablábamos de los
numerosos éxitos de nuestro país. En esa entrada
citamos brevemente a la
selección de fútbol sala, pero sus siete años seguidos sin perder, sus seis
Europeos y sus dos Mundiales son motivos más que suficientes para que tengan un
hueco en nuestro humilde blog. Y otro privilegiado hueco en la memoria de
todos.
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