En los últimos años, la sociedad
ha originado que la tecnología tenga cada vez más influencia en nuestras vidas.
Y en el deporte no iba a ser menos. Un intenso debate está instaurado en el
mundo del deporte: ¿Tradición o modernización?
Algunos deportes han apostado
fuerte por apoyarse en las nuevas tecnologías para que se haga justicia en
ellos. Uno de los ejemplos más claros es el tenis, con la buena aceptación que
ha tenido el llamado ‘’Ojo de halcón’’, a pesar de poner en un compromiso a los
jueces de los partidos. Los deportes de motor como la F1 o las motos basan sus
competiciones en precisos cronómetros y una tecnología más que avanzada en
todos sus sistemas. También deportes como el atletismo o el ciclismo han
mejorado su calidad con el conocido sistema de ‘’photo finish’’. Incluso en los
deportes de natación (todos a nivel profesional, obviamente) la tecnología ha
adquirido un papel fundamental. Sin embargo, otros deportes como el fútbol son
reacios a utilizar estos métodos. Sus razones tendrán…
Recientemente me consta que la
FIFA tiene pensado empezar a utilizar la tecnología de la línea de gol en
Brasil 2014 para evitar los goles fantasmas (tenemos el ejemplo reciente del
balón que sacó Buffon contra el AC Milán medio metro dentro de la portería, y
que no subió al marcador). Desde mi humilde opinión, considero que esta fecha
es demasiado tardía. Si la tecnología tiene tanta presencia en nuestro día a
día, ¿por qué no extrapolar estos sistemas al deporte?
Obviamente, todo esto es una mera
opinión personal. Tengo muchos conocidos que consideran que estos avances
implementados en el mundo del deporte le restarían parte de su propia esencia,
esa magia que sólo nos proporciona el deporte. No obstante, tanto la naturaleza
como nosotros mismos evolucionamos día a día. El deporte no debería ser menos.
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