Esta vez no ha hecho falta la intervención del famoso TAS, el más que conocido tribunal arbitral del deporte.
El pelotazo lo ha dado la propia UCI (la unión ciclista internacional). Lance Armstrong,
leyenda del ciclismo durante finales de los 90 y principios del siglo XXI, ha
sido acusado de dopaje y sancionado con la retirada de sus siete Tours de
Francia, además de otros tantos títulos y reconocimientos.
El norteamericano, ídolo de muchos, empezó a destacar desde
muy joven en un deporte al que después dedicaría su vida. Sin embargo, no fue
hasta 1999 cuando consiguió su primer Tour, el primero de una larga lista de
hasta siete, una cifra por la que siempre ha sido (y será, a pesar de todo)
recordado, aunque la mayoría empiece a pensar lo contrario.
Lógicamente, a muchos se nos ha caído un mito. Pero, desde
estas líneas, no pretendemos criticar la actuación de Armstrong, que, por otra
parte, no podemos dar por segura (al menos desde aquí, puesto que carecemos de
los medios para ello). Lo que sí pedimos es la renuncia o dimisión de todo el
colectivo de la UCI y las organizaciones internacionales antidopaje, que hasta
más de una década después no han sido capaces de descubrir el caso del
estadounidense, lo que demuestra una gran falta de prevención y lucha frente a
un tema, el dopaje, del que, lamentablemente, cada vez tenemos más casos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comparte tus opiniones