Es triste escribir sobre este tipo de temas, pero el
fallecimiento de deportistas de élite es un tema serio y que debe involucrarnos
en mayor grado en tomar medidas antes de que ocurran desgracias. Como dice el
refrán, más vale prevenir que curar…
Muchas son las causas de estas terribles pérdidas.
Accidentes en carrera, caídas en etapas ciclistas, y las que más nos aterran,
los fallos cardíacos. Si bien es cierto que todos estamos expuestos a estos
trágicos finales, el hecho de que afecten a personas con tanta influencia
social hace que dichos sucesos adquieran una gran importancia.
A pesar de todo, el mundo del deporte está cada vez más
implicado en este aspecto. Desde aumentar las medidas de seguridad en las
carreras del mundo del motor o en las etapas ciclistas, hasta introducir un
desfibrilador de manera obligatoria en la mayoría de campos de fútbol. Estas
medidas no son extremadamente difíciles de implementar, pero los dirigentes que
deben tomar las decisiones oportunas no actúan hasta que ocurren las
desgracias. Y este sí es un aspecto en el que se puede mejorar.
Gracias a estos avances y a la dedicación de todos se han
podido salvar más vidas de las que creemos, véase el caso reciente de Fabrice
Muamba. Una gran suerte que no acompañó a otros como Piermario Morosini,
futbolista de la segunda división italiana que recientemente conmocionó al
panorama futbolístico italiano y mundial.
Ayrton Senna, Antonio Puerta, Daniel Jarque,
Marco Simoncelli… Muchos son los que perecieron en sendos infortunios. Sitios y
momentos concretos ennegrecidos por la tragedia. Todos ellos permanecerán en la
memoria colectiva, espero que con el fin de poner punto y final a esta sucesión
de nombres. Todos y cada uno de vosotros que os fuisteis haciendo lo que más
queríais, descansad en paz.
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