Han pasado algo más de seis meses, pero parece que fue ayer,
un 2 de Julio de 2012, una fecha más que perdurará en nuestra memoria hasta el
fin de los tiempos. Y no es para menos tras lo sucedido en Polonia y Ucrania,
donde nuestro combinado nacional de fútbol consiguió alzarse con la victoria en
la decimoquinta edición de la Eurocopa, tercera de su palmarés, alcanzando el
hito histórico de Eurocopa-Mundial-Eurocopa. Casi nada.
La consecución de esta triple corona no es menos que el
resultado de muchos años de trabajo formando, no solo futbolistas
estratosféricos, sino magníficas personas, que demostraron al mundo el
significado de la palabra grupo, y que actuaron como tal. Ni las bajas, tanto a
nivel deportivo como a nivel humano, de dos pesos pesados como Carles Puyol y
David Villa parecieron afectar a los nuestros en su firme decisión de
convertirse en leyenda viva del deporte.
Todos necesitábamos un ápice de alegría en estos tiempos de
crisis, desesperación y un sinfín de preocupaciones. Una alegría para muchos
inesperada, véase para quien escribe estas líneas, pero que día a día se fue
confirmando hasta el punto de hacernos olvidar, durante unos minutos, la actual
situación del país, dando paso a los saltos, los gritos, los cánticos, los abrazos
y, por qué no decirlo, las lágrimas en más de un caso. Era un momento único, y
había que disfrutarlo al máximo.
Como blog de opinión que somos, no pretendemos analizar
minuto a minuto los seis partidos que nos han llevado, una vez más, a la
gloria. Simplemente nos propusimos recordar con esta humilde entrada la gesta
llevada a cabo por nuestros representantes a nivel futbolístico, y resaltar la
magia que todavía tiene el deporte en general, y el fútbol en particular. Y por
mantener esta magia es por lo que luchamos aquí, día a día, en El deporte bajo
lupa. Disfrutemos del momento, y no dejemos que nunca acabe.
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