viernes, 16 de noviembre de 2012

El deporte en los despachos


Nadie se queda al margen de la encrucijada en la que se encuentra el deporte moderno, agraviada cada vez más por la delicada situación económica que vivimos. Cientos, incluso yo diría que miles, de clubes deportivos, de casi todas las modalidades, se están viendo abocados a su disolución por la escasa o nula cantidad de ingresos que reciben, un hecho que nos afecta a todos, tanto directa como indirectamente.

El ejemplo más destacado de esta situación es el fútbol, puesto que tenemos casi a todas horas noticias sobre equipos ''en peligro de extinción'' tras las nefastas gestiones de sus dirigentes (siempre podemos encontrar excepciones). La muestra está en equipos como el Málaga, hace unos años, o el Glasgow Rangers, si buscamos un ejemplo más reciente. Ambos tuvieron que refundarse para conseguir esquivar las numerosas pérdidas económicas que ocasionaron sus administradores. Y esto nos ha llevado a que los aficionados, parte indispensable del deporte y quienes de verdad se preocupan por el futuro de dichas entidades, se encuentren en el último lugar del escalafón de la coordinación de sus clubes. Algo que antaño era lo lógico y lo normal, y que con el paso del tiempo ha ido tornándose en una utopía.

La situación más clara la podemos ver en la gran cantidad de deportistas de élite que abandonan nuestro país en busca de unas mejores condiciones, tanto a nivel económico como a nivel deportivo. Y deberíamos recordar que el deporte no existe solo a nivel profesional, sino que la esencia del deporte radica en el mundo amateur: recordemos que el deporte es un método educativo que ayuda a los niños, por un lado, a socializarse, y por otro lado, en el aspecto saludable. No obstante, si los dirigentes, tanto deportivos como políticos, no toman cartas en el asunto, me temo que empeorará cada vez más. Por tanto, como no queremos que eso ocurra, desde aquí nos sumamos a las iniciativas de muchos particulares y algunas asociaciones diciendo: No al deporte moderno.


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